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¿Y los legisladores que tenemos a quién representan?

  • Foto del escritor: J. L. Benítez
    J. L. Benítez
  • 26 oct 2020
  • 3 Min. de lectura


Existió un sueño en las noches del siglo XVIII, cuando se gesto la idea de la republica y era que cada persona a cargo de la toma de decisiones seria alguien cercano al pueblo, que sus decisiones serian el producto de los deseos de las asambleas de donde eran electos. En otras palabras, serian portavoces del clamor de sus electores. Este sueño se plasmó en obras como los artículos en el Federalista de Hamilton, así como años después en La Carta a los Electores de Bristol.

En estos textos se habla de una cosa que podríamos englobar en un concepto el mando imperativo, esta teoría, estudiada desde el ámbito legislativo habla que aquellos que fungen como representantes populares son representantes en si de la voluntad de ese distrito o asamblea que los eligió. Es decir que los legisladores tienen que mantener un contacto cercano con sus representados ya que, como tal ellos tienen la obligación de velar por sus intereses y seguir sus designios como ordenes ineludibles.

Imaginemos eso por un instante, la idea de que las y los diputados se deben a sus distritos y por tanto deben de estar en contacto continuo con sus representados, siempre con ellos y para ellas y ellos, suena interesante, más aun cuando pensamos en lo que impera en nuestro país, quizás algunos políticos, diputadas, diputados, senadoras y senadores difieran de lo que aquí se comenta, aunque no niego que algunos representantes populares intentan tener un contacto con la ciudadanía, muy pocas veces esto es algo generalizado, el sentimiento reinante es que existe una desconexión entre los electores y sus representantes.

Esto en si representa algo complejo pues si no existe ese puente llamado representatividad entre aquellos que toman las decisiones legislativas y los que van a ser receptores de dichas leyes puede que no exista entonces una legitimidad en las decisiones legislativas. Bueno, constitucionalmente puede que sí, ya que, los legisladores son los juzgadores morales competentes, es decir en teoría son parte de esa muestra recopilada de la sociedad para conocer sus deseos e intereses.

Evidentemente existen factores que corrompen ese puenteo comunicativo entre los receptores de las normas y aquellos que poseen la responsabilidad de dictarlas o modificarlas, podríamos habla pues de factores reales de poder, clases dominantes, es decir fenómenos que influyen y corrompen la representatividad, dificultad la comunicación entre sociedad y los nodos de poder, por tanto interfieren la función legislativa para adaptar las decisiones legislativas hacia una agenda que abone a sus intereses.

Ahora bien, para hacer una discusión teórica debemos de pensar por un segundo que esos fenómenos que, si bien existen no representan un factor para el tema de nuestra discusión, pues aún queda la pregunta en el aire ¿realmente los legisladores representan a sus distritos o a algo más?

En otras teorías se maneja la idea de un mando abierto, esto es que, si bien los legisladores son votados por un distrito, pero, dado que el órgano al que pertenecen es un órgano de toma de decisiones que conciernen a la nación o su estado, su responsabilidad y representatividad es concerniente a la nación.

Aun teniendo clara la elección de estas teorías, sobre la representatividad a una circunscripción territorial o a una idea de nación podríamos aumentarle un grado más de complejidad a la idea de representatividad pensando en grupos como por ejemplo los grupos indígenas, los colectivos de la diversidad, etcétera. Sectores de la sociedad que son receptores de decisiones que les conciernen pero que históricamente han carecido de la capacidad de influir en los órganos de del poder legislativo.

Aún quedan muchas preguntas abiertas. En si las dos teorías que hemos presentado, el mando imperativo y el mando abierto abogan por dos conceptos de la representatividad diversa, nociones propias de una era en donde se fundaron todo aquello que hoy heredamos como andamiajes institucionales, pero a pesar de lo descrito en estas líneas queda abierta una reflexión que debemos hacer las y los ciudadanos para vislumbrar un entendimiento con el poder ¿y los legisladores que tenemos a quién representan?

 
 
 

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