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Un Kintsugi para morena

  • Foto del escritor: J. L. Benítez
    J. L. Benítez
  • 8 oct 2020
  • 4 Min. de lectura


El título de este corto ensayo puede que llame la atención de algunos, quizás la primera pregunta que podríamos hacer es: ¿Qué es el kintsugi? El kintsugi es una antigua técnica de reparación nacida en Japón que podríamos traducir como: Unir con oro o reparar con oro. La historia de su origen es más o menos así; en el Japón feudal el emperador tenía una vasija de porcelana preciosa, un objeto raro que le había sido regalado por importantes mercaderes de China, sin embargo, como es costumbre cuando uno tiene objetos valiosos un accidente se cobró con la preciada vasija. El emperador, triste y concertado mando repararla, pero al ver que la reparación con una capa de cerámica impedía apreciar los bellos dibujos originales mando a que la reparasen con otro método.

Así, entre remaches de hierro y pegamentos improvisados la vasija iba y venía, hasta que un monje zen le sugirió al emperador usar oro para unir los pedazos rotos de la vasija. Cuando el emperador y el monje vieron el resultado quedaron maravillados, a diferencia de los arreglos anteriores, las grietas se convirtieron en una hermosa decoración del objeto, una remembranza de que aquello que había sido quebrado podía rehacerse y recordar su historia.

Ahora, podría parecer ingenuo pensar que una metáfora de la filosofía zen aplicada a vasijas pueda ser suficiente para entender la crisis de divisiones dentro de un partido-movimiento como lo es morena, sin embargo, me gustaría explicarme. La crisis que vemos, tanto en medios como al interior del partido no es algo nuevo, es una parte intrínseca dentro de cualquier partido democrático y mas si este es de izquierda.

La izquierda casi por historia atraviesa momentos de unión y división de forma continua, primero todas y todos nos unimos ante una causa común para después darnos cuenta de que esa causa era el único cimiento que nos mantenía juntos, al obtenerlo perdemos dicha unión. Al igual que la vasija del emperador, ya sea por divisiones profundas o por la casualidad de la vida el resultado es el mismo los fragmentos se proyectan ante el impacto de nuestras diferencias.

Es un poco lugar común mencionar las divisiones dentro de los grandes procesos de cambio político, podríamos analizar desde los partidos de la asamblea revolucionaria francesa, los partidos del Duma pre soviético o incluso los bandos al interior de los revolucionarios mexicanos para ver como esta “maldición” se repite de forma recurrente. Incluso en la comedia de La vida de Brain, esto se retrata cuando se menciona las diferencias entre el Frente Judaico Popular y el Frente Popular de Judea, donde la mayor diferencia era por el nombre.

Sin embargo, es prudente señalar que es parte de la naturaleza misma de la democracia es la diferencia y la confrontación de ideas, así como la vasija, que si bien no fue creada para que se rompiera es algo altamente probable. Así mismo la democracia implica que existe la diferencia de opiniones, grupos y sectores sociales que coexisten en un mismo espacio, estas diferencias pueden conducir a conflictos. Sería ingenuo pensar que un partido demócrata y mucho menos de izquierda es disciplinado y vertical, esos valores son propios de grupos fascistas.

Es preciso señalar que la disciplina y uniformidad entre los grupos solo apunta a una cosa peligrosa la incapacidad a diferir y la renuncia total a la libertad de pensar en pro del confort que da una autoridad superior. Por ello, en un movimiento con tantos grupos y diversos intereses, algunos de corte ideológicos otros más pragmáticos no es extraño encontrar tantos choques.

Es algo que, desde que salieron las controversias sobre el cambio de presidencia al partido se han dejado ver, bandos encontrados, grupos y afinidades en lucha, la vasija a caído y ahora estamos buscando al orfebre que pueda unir los pedazos.

No es el propósito de este ensayo el señalar culpables, sino mas bien impregnar en los lectores una reflexión: ¿y si en lugar de pretender que no existe la diversidad de opiniones y los conflictos que ahora salen a la luz por la elección de la presidencia de morena encontráramos la forma de reconocer las diferencias, el choque y caminar a la reconstrucción?

Por ello aquí hablamos de un kintsugi a morena, en lugar de seguir con la larga tradición de pulverizar a los movimientos populares ¿por qué no cambiar la historia’? por qué no pensar en una unificación que pretenda ocultar las diferencias sino más bien que las muestre pero que agrupe y se piense en una unidad que pueda dar frente a los problemas externos al partido, a llegar a una ciudadanía que confió en un cambio y que espera una respuesta a su confianza.

No podremos cambiar el pasado, pero podemos decidir si este nos quiebra o nos reconstruye en una dirección de madurez, entendimiento, con el oro de las causas justas. así quizás así la vasija que alberga las esperanzas de millones vuelva a relucir sin negar el pasado, pero con miras al futuro.

 
 
 

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