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De la misma Rosa: Narciso 2

  • Foto del escritor: J. L. Benítez
    J. L. Benítez
  • 22 jun 2015
  • 4 Min. de lectura

Muchacha de ojos verdes

Para la Lobita

¿Por qué venimos aquí, al colegio? No lo sé, realmente no estudio mucho y no es algo que me interese pero me gusta, es genial estar a aquí y pasearme por sus pasillos y que todos los chicos me saluden. ¿Lo hacen porque les caigo bien? Quizás, no, lo hacen porque me desean y eso me gusta, lo sé, quieren conmigo y los tengo mendigando mi afecto como perros callejeros implorando por las sobras de mi afecto.

¿Y cómo no lo van a hacer? Soy la chica más guapa de esta pinchurrienta escuela, no conocen nada mejor dentro de estos muros y solo tengo que darles una mirada y esbozar una sonrisa para que saliven como perros, es divertido ser el centro de sus miradas.

Eso es divertido, el ser coqueta, aunque las demás chicas del instituto me insultan ellas saben que desearían ser yo y ser el objeto de deseo de todos nuestros compañeros. Es curioso cuando lo pienso, las mujeres me insultan y me tachan de zorra pero en realidad yo he estado con menos hombres que cualquiera de ellas, de hecho no hay ninguno que me guste o que me vuelva loca no, es solo el saber que piensan en mi lo que me gusta.

Es el saber que cuando a esas idiotas las están besando sus novios, ellos a quien realmente quieren es mí, se imaginan a mi frente a ellos poniendo mis labios junto a los suyos. En realidad con eso me basta para sentirme bien y completa, ya sé que molesta, algunos incluso me han dicho que soy una narcisista.

Yo no busco un novio, jamás les he visto la utilidad ni tengo deseos de limitarme a estar siempre con una persona. ¡Yo soy libre! y estoy para vivir mi vida, como dicen: “YOLO” (you only live once) ¿Para qué quedarme con un chico si se que puedo tener a todos? Aunque he aquí la ironía, todas las mujeres del colegio me dicen zorra y muy probablemente ellas han compartido su cuerpo con más hombres que yo, como dije a mi eso de tener hombre no es lo que me interesa, me conformo con saber que los tengo en mi mano.

Pero como en todas las buenas historias siempre hay un problema. Una piedra en es zapato que impide que todo sea feliz, en mi caso mi molestia fue “ella”, una chica que nunca había visto, quizás era nueva, quizás antes solamente pasaba desapercibida no lo sé, pero era una amenaza para mi reino y mi dominio del deseo de este lugar.



Muchos no la notaban, idiotas… yo si me percate de ella y era la mujer más bonita que hubiese visto. Cabello negro y laico que le caía en sus blancos hombros como cascadas de pesada noche a un campo cubierto de nieve, ojos verdes que brillaban como esmeraldas y unos labios que… ¡Dios! ¿Qué me está pasando?

Equis, no es nada, no es nadie… el tiempo pasa y yo sigo viéndola fugaz mente por los pasillos que antes eran mi dominio, no puedo dejar de pensar en ella y me pregunto: ¿así se sentían ellos? ¿Así es como hacía sentir a los demás? Es una tortura, es el karma supongo, pero ¿por qué?

No he dejado de pensarlo, tenía que pasarme esto supongo, sólo que nunca me imaginé que fuera por otra mujer, después de tanto quizás ahora entiendo porque los hombres no me interesaban, mis gustos iban por algo más cercano. Ella se ha vuelto mi obsesión, pero nadie la conoce, pregunto por ella; ¿si alguien le habla, si va en alguna clase o lo que sea para poder encontrarla y nadie la reconoce.

El tiempo me resulta muy lento, la he buscada en internet y no la encuentro, supongo que mi única esperanza de poder decirle lo que siento es si el destino nos junte en los pasillos del colegio. Esto me resulta raro, al principio yo era el centro de todo y ahora mi todo se convirtió una chica que apenas y he visto. Supongo que tendré tiempo de pensar en esas cosas, por ahora solo quiero encontrarla y liberarme de lo que siento.

Y el destino vuelve a superarse, me siento en uno de los corredores de la escuela, y casi como una estrella fugaz veo como ella pasa, va riéndose con su cautivadora alegría y se dirige al baño de chicas, esta es mi oportunidad, no puedo detenerme por las demás personas no importa si me saludad, no importa, sólo tengo que llegar con ella antes de que desaparezca. Ha llegado el momento entro al baño y hay esta ella, me mira y habré aún más sus bellos ojos, sonríe y me volea a ver como si yo fuera su presa y ella una cazadora, me estuviese esperando, y ahora estoy acorralada en su trampa.

Me mira como si esperara que le dijera algo yo no tengo palabras, todo lo que pensaba decirle, todo mi plan desapareció con el golpe de su mirada, unida por el deseo lo único que puedo hacer es besarla, entonces me acerco a su cara, ella parece que espero por eso mucho tiempo y nuestros labios se tocan, fue un beso algo pero algo está mal… ¿sus labios? se sienten fríos como un cristal y al final me quedo mirándo atónita mi reflejo en un espejo.

 
 
 

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