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De gobierno y estupidez

  • Foto del escritor: J. L. Benítez
    J. L. Benítez
  • 1 may 2013
  • 2 Min. de lectura

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Hoy me dieron ganas de desquitarme haciendo una crítica al más grande problema que se ha ido recorriendo las entrañas mismas de la civilización humana, la estupidez.

Ella ha estado con nosotros desde el principio, es un poder que empuja a todo al vacío, nos ha acompañado en todas nuestras grandes atrocidades; nuestras guerras y revoluciones. No creo poder encontrar mayor mal que ese. Ningún imperio ha sido fundado en nombre de la estupidez pero lo más sensato sería reconocer que es la causa final por las que surgen las conquistas. Si es bonito decir que todo es por el poder quero la obsesión con este es una mera locura. Las campañas militares porque el usar a las virtudes como la libertad y la democracia aparte de ser de mal gusto, es difícil de concebir en estos planos de masacres sin sentido.

Existe un problema con estudiar este gran constructo y es por la razón de que la estupidez es un fantasma, es elusiva a los ojos de la razón y el razonamiento, por ello, sólo podemos hablar de ella como hablamos de las cosas muertas, como la ausencia de algo, en este caso diría yo: la ausencia de tomar una decisión acertada y cuyos efectos a corto y largo plazo son negativos o contraproducentes.

Posteriormente me gustaría hacer un escrito sobre este tema, pero nomas para dejar la duda al aire quiero decir esto: con Le Bon vemos el dedo muy fijo y apuntado a que las masas son estúpidas, que son incapaces de tomar decisiones razonadas y se mueven por la afectividad, en parte tiene razón, pero lo que le faltó decir a Le Bon es que los “lideres” autoritarios o dictadores son idiotas por igual y se mueven en niveles muy similares de bajeza, si necesitan ejemplos que respalden este punto sólo vean la historia universal o la presidencia actual de México.

La verdad pareciera que no hay forma de evitar a este demonio, solo se pueden señalar a alguien como el más estúpido o la peor decisión pero al final todos los regímenes políticos están condenados a cometer errores garrafales sin importar si son masas afectivas o monarcas ilustrados, porque la estupidez es un moho que se pega en el fondo de nuestra condición humana, se propaga y corroe todos los ámbitos de nuestra sociedad. . Incluso en este momento me siento algo estúpido escribiendo esto pero como dicen los grandes poetas: es más idiota el que lo lea.

J.L. Benítez

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